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Susana Rinaldi como agregada Cultural en Francia no cuenta con presupuesto suficiente para desarrollar su actividad

Con Embajadora ausente, la cantante y agregada cultural en Francia logró cantar en la embajada en Paris con el pianista Juan Esteban Cuacci 
 La ministra Susana Rinaldi cantó en la embajada argentina en París. Finalmente. Fueron dos tangos, en emboscada emocional, cuando terminó el concierto de un gran pianista, Juan Estebán Cuacci, su sobrino, en el primer piso de los salones de la rue Cimarosa en París. Una sorpresa para su talentoso sobrino y, especialmente, para todos los diplomáticos que la escuchaban. Nadie lo había imaginado. Entonó un Sur que le salió del alma, se emociónó, abrazó a Juan Esteban y a todos. Más de cien personas aplaudieron encantados, sin conocer los entretelones, en un plus inesperado del concierto. La ovacionaron y ella sintió que había vuelto a París realmente. Justo cuando ya está por irse, el próximo 15 de diciembre.
Sería natural que Susana “La Tana” Rinaldi cantara, después que durante sus 20 años en París llenara el teatro Olympia y fuera idolatrada, si no hubiese sido un ejercicio tan complejo y diplomático. Ella es la agregada cultural argentina en la Embajada en París, enviada por la presidente Cristina Kirchner. Tiene rango de ministra de primera. Como la actual embajadora en la capital francesa, Maria del Carmen Squeff, una diplomática de carrera empujada por el ministro de defensa Agustín Rossi, militante kirchnerista, que se fue a Buenos Aires a tratar de conseguir su ascenso a embajadora haciendo lobby ante la Comisión de Acuerdos del Senado antes del final de este gobierno. Susana cantó cuando ella no estaba.
Porque en esas historias de miserias tan argentinas, a una grande como Susana Rinaldi no le hicieron un cóctel de recepción diplomático en la embajada o en la residencia de la Avenue Foch cuando llegó a París. No la presentaron “en sociedad” como la nueva agregada cultural a la tanguera argentina más famosa en Francia. La confinaron a un despacho innoble en el segundo piso la rue Cimarosa. La dejaron sin equipo. No le han dado el lugar ni la atención ni el espacio ni el presupuesto que ella, su trayectoria y su capacidad de contribuir para el país se merece a pesar de que fue la única vez en 20 años que la embajada argentina salió en la prensa francesa para darle la bienvenida a una artista que Francia admira, valora y respeta. Desde el diario Le Figaró a Liberatión, desde L”Express a La Nouvelle Observateur, todos publicaron su aterrizaje gracias a un cable que llegó desde Buenos Aires. El gobierno francés consideró su llegada un gesto a su país de extrema consideracion. Tanto que, personalmente, la ministra de cultura, Fleur Pellerein, se excusó por teléfono ante ella el martes por la noche de no poder asistir al concierto de Juan Esteban Cuacci en la embajada, a donde ella la había invitado.
“Excelente, fue maravilloso”, dijo Susana Rinaldi a su sobrino Juan Esteban, que solo atinó a un “Gracias, tía”. “Vos no sabés la satisfacción que yo he sentido esta noche”, le contó Susana, muy emocionada. Estoy con la garganta agarrada porque tengo el pecho agarrado. Es muy fuerte lo que vivi ahi”, finalizó.
Contento, cansado, Juan Esteban estaba exhultante. “Es muy especial porque llevo 20 años trabajando con mi tía”, contó el pianista en ese encuentro, cuando la gente buscaba abrazarlos y saludarlos. “París siempre fue una segunda casa para nosotros. Y esta noche habia tantos familiares. Esa familia que uno va armando por ahi, que era como volver a estar hace 30 años. Faltan algunos que han partido pero viven con nosotros. Es un punto muy especial la unión en París entre nosotros”, contó Juan Esteban, que es un excelso compositor y concertista argentino que vive en Madrid.
Susana no podía dismular su alegría y su orgullo."Fue muy emocionante pero especialmente la elección que hizo Juan Esteban de su repertorio. En cada uno de ellos yo percibí momentos de la vida cotidiana. Y momentos de la vida cotidiana de alguien que es mi hijo. Mi hermana se enoja cuando yo digo eso. En esta noche paso algo mágico en esta sala. Acá es como que no fue la embajada la que recibió. Fue un gran”. dijo Susana Rinaldi, entre carcajadas.
-Al mismo tiempo usted es la agregada cultural en París…
-Considero que esto es lo que yo quisiera hacer en la embajada permanentemente. Yo conozco muchísima música. Pero conozco músicos que pueden estar acá.
-¿Y no lo puede hacer?
-No. No, porque es muy difícil hacerlos venir. ¿Qué quiero decir con esto?. Mi rango no tiene lamentablemente un presupuesto acordado. Al no tener un presupuesto acordado, mal vos te podés mover en esto. Entonces -no quiero entrar como la abuela protestona - pero mucha cosa me hubiese sido de mayor posibilidad si yo hubiera tenido la suerte que tengo con Juan. El vive en España y se me hace mucho más fácil decirle: “Vení. Instalate dos, tres dias. Y poder expresarse”. Hay otra gente que también está en Europa. Argentinos. Hay una “cierta disciplina”. Sale algo que se llama premeditación. El año pasado había mucha urgencia para presentar a artistas, que hubieran venido de alma. Pero no sé por qué no han llegado o no han terminado de llegar.
Por otro lado hay mucho trabajo que hay que coordinar. Un trabajo nuevo. ¿Qué quiere decir? La agregaduría cultural depende, por primera vez en su historia, del ministerio de Cultura. Eso es una cosa que debe digerirse bien entre los ministerios.
-¿Y no se digiere?
-No es que no se digiere. No existe la costumbre. Entonces hay sistemas que marchan perfectos por el lado de la Cancilleria y perfectos por el lado del ministerio de Cultura. Pero la agregaduria cultural deberia de tener un presupuesto aparte. Y no tendria que estar pidiendo permiso todo el tiempo, como para decir: "Esto puede ser y esto puede no ser”. ¡Eso que yo tengo bastante libertad de trabajo! Tengo un gran respeto por ser ministro plenipotenciario. ( se rie).
-¿Usted es una ministra rebelde?.
Una ministra rebelde. No podría ser menos. Pero, de todas maneras, yo vine acá por vocación de servicio. Tengo algo que me viene de mi papá y mi mamá. Los dos eran así. Y una vocación de servicio, que a veces se te viene en contra. Porque hay metodologías, sistemas, maneras, fórmulas que, de pronto, van con el carácter de uno, con la manera de uno, con la agilidad de uno. Yo siento que tengo aquí compañeros espléndidos. Y cuando les agradecí a todos les agradecí fundamentalmente porque es gente que dificilmente se queda (después de hora). Están desde la mañana (en la embajada). ¡Y trabajamos mucho! Cada uno en su lugar, en su espacio. A veces hay realmente contradicciones. Y salen corriendo. Y hay artistas que merecen también esta platea que Juan tuvo hoy. Hemos trabajado con poco tiemo. Se me ocurrió a mí a la vuelta de un viaje. A mí se me permitió porque vivo acá. Porque si yo hubiera tenido que estar dependiendo de los “infoges” famosos ( autorizaciones),¡sonaste pibe!.
- ¿Se quiere quedar, se va después del fin de este gobierno?.
-No, no. Yo me voy con la frente bien alta de la tarea cumplida. El 15 de diciembre, que es el dia que firmó la presidenta Cristina Kirchner mi gestión. Yo creo haber cumplido y el 15 de diciembre voy a cantar las hurras y decir “Señores, que les vaya muy bien”. Y a mí, que me vaya mejor.
Susana Rinaldi no es sólo tanguera. Ahora se ha convertido en excelsa diplomática. Una maestra en el decir lo que no se dice pero se entiende.